Entrevista en Originarte x Nahuel Santiago<<<<<<<<<<<<<<<<

Con el ritmo de los primeros fríos que se avecinan en este 2013, un sábado de fines de Abril, me dirijo hacia el centro geográfico de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el destino es el barrio de Caballito. En la avenida Rivadavia todo transcurre con tranquilidad y armonía propia de un día de fin de semana, la gente camina lentamente al compas de un sol que no termina de asomar. Dentro de esta atmosfera, en una calle cualquiera de este barrio, repleto ahora de hojas amarillas en sus árboles otoñales, se encuentra el taller de Federico Villarino. En su interior el olor a óleo, unos mates y los últimos trabajos de este artista genial, son el marco ideal para comenzar una charla sobre arte….
NS: ¿Cómo llegaste al arte?
FV: Estudié en la Pueyrredón, justo antes de que se transforme en el IUNA. Venía de una escuela industrial, haciendo Dibujo Técnico durante 6 años, pensá que el dibujo técnico es inflexible: es el dibujo despojado de todo lo que puede ser creativo, o sea está encuadrado en normas que no pueden ser modificadas. Esa manera de trabajar dentro de parámetros fijos sigue ordenándome hoy al momento de encarar cualquier proyecto. En la Pueyrredon me encontré con un panorama totalmente distinto y para mi fue un cambio fuerte, incluso en los primeros años de Bellas Artes yo todavía trabajaba en una fábrica. Creo que ese choque de dos mundos que yo sentía distintos marcó todo mi trabajo, con cierto sincretismo a la hora de usar referencias y de mezclar cosas. Ahí empecé a superponer dibujos geométricos y pintar paisajes. Los primeros los hice en un viaje a La Pampa, a propósito muy austeros, tierra-cielo-horizonte. También tomaba muchos elementos del universo industrial, por ejemplo tenía una serie de dibujos abstractos sobre hojas grilladas pintadas con esmalte sintético de un color verde que se usa en las fábricas para pintar las máquinas, un color normalizado (como el rojo para los elementos contra incendios) que me resultaba simpático porque se llamaba Verde Ilusión.
En el 2006 hice clínica con Fabián Burgos y creo que fue un momento crucial para mi.

NS: ¿Qué consideras que te aporto la experiencia de las clínicas con Fabián Burgos? ¿Cuál fue el “momento crucial”?

FV: Mas que nada fue un quiebre en el sentido de que me tomé mas en serio lo que estaba haciendo, pero creo que siempre lo que te aporta una clínica cuando está bien dirigida donde otros dan su opinión y analizan tu trabajo es una visión mas amplia, es como alejarte un poco, como si lo que haces siempre lo vieras desde dentro y de pronto salís a verlo desde afuera. Podes modificar cosas desde otra perspectiva.

NS: ¿Cómo es la relación que estableces con los materiales?
FV: Me resulta interesante hablar del material, y sobre todo en relación a la pintura. Porque, es cierto que hablo todo el tiempo de “paisaje”, pero creo que hay algo que excede esa definición porque mas allá de los primeros procesos del cuadro (pasar un diseño de Autocad a la tela, enmascarar con cinta, dar capas de aerosol, en fin cosas mas automáticas y calculadas) lo que más disfruto es mezclar el óleo y trabajar sobre la tela, el momento mas intuitivo. Trato siempre de que quede en evidencia la materialidad de la pintura. Me interesa lo plástico, le doy más importancia a la entidad de la mancha que a un árbol o una nube en el paisaje. Construyo desde la mancha. Creo que es una consecuencia lógica que los cuadros tiendan cada vez mas a la abstracción, aunque si te fijas desde los primeros que hice, muchos de los paisajes son casi totalmente abstractos. El otro día escuchaba a un relator de futbol que decía: “el jugador no tiene que pensar. Durante la semana en los entrenamientos piensa, durante el partido Ejecuta”. Y me pareció interesante porque hay algo de eso en el momento de pintar también, es una acción directa, a un nivel inconsciente. Un estado en que lo mental se vuelve matérico. A veces tengo dando vueltas en la cabeza una imagen mucho tiempo, la voy trabajando mentalmente hasta que de alguna manera siento que se ha consolidado y la tengo que pintar; la acción de pintar fluye casi inconscientemente.

El tema que daba vueltas alrededor de mi última muestra individual (hace tiempo, 2010, http://federicovillarino.com.ar/index.php?/exhibindi/2011/), tenía que ver de alguna manera con la “pintura” en un sentido material, la pintura como una fina capa de color esparcida sobre una tela que se vuelve algo atravesable, como un túnel que te lleva a otro lugar, un lugar quizás interior. En ese sentido los dibujos superpuestos al paisaje cumplen una función extraña porque no están ni detrás ni delante, dejan al paisaje en un lugar inestable. De hecho cuando enmascaro los dibujos y saco la cinta rompo esa capa de oleo que es el paisaje, es para mí como romper ese efecto ilusorio de ventana.
Algo quizás más anecdótico de la muestra es que eran casi todos atardeceres, un momento indeterminado, que no es día ni noche, o es también un fino límite entre las dos cosas, o las dos cosas a la vez. Como la pintura que es material y a la vez se vuelve inmaterial cuando representa otra cosa. La ambigüedad y la dualidad son cosas que siempre están presentes cuando trabajo.
Pensar en los cuadros como túneles planos me llevó a hacer otra obra que mostré después en Mostro (http://federicovillarino.com.ar/index.php?/exhibcolec/2011-mostro-la-fabrica-de-peru/) , un heptágono pintado con un agujero en el medio por el que se veía otra situación en la habitación de al lado. Como un cuadro realmente atravesable.

NS: Recuerdo muy bien esa obra, recuerdo las excelentes cualidades técnicas en cuanto a la construcción del objeto, mas allá de la idea, ¿El objeto lo construiste vos?

FV: Sí, la construí yo, me gusta hacer trabajos en madera o soldar estructuras en hierro, cosas asi aunque todavía no exploté esa veta del todo. Ahora mandé realizar un objeto mas grande pero porque no me entraban las placas de MDF en el taller, sino prefiero involucrarme yo con los procesos y los materiales, creo que de ahí salen nuevas ideas.

NS: Se que tenes un taller de escenografía y realización, como relacionas esta actividad con tus obras?

FV: La experiencia con la realización de escenografía me ayuda a veces para eso, construir objetos (además porque tengo las herramientas), o a resolver un dibujo a gran escala porque hay algunas técnicas para ese tipo de cosas que conozco del oficio.

NS: ¿En la relación del artista y su trabajo, crees en el “don divino” o en la ley del esfuerzo, el trabajo y la constancia?
FV: Me cuesta pensar en esos términos, creo que la clave está en trabajar. Pero ya que hablas de Dios te puedo contar que de chico fui criado en el agnosticismo, no había en mi casa una visión dogmática de Dios. Creo que la falta de una religión hizo que me acercara al arte. Si no creyera que hay algo metafísico o mágico en el hecho de pintar, no lo haría.

NS: En ese encuentro mágico, al momento de trabajar en nuevas obras ¿Llevas adelante algún mecanismo o procedimiento?

FV: A veces uso bocetos muy básicos que hago en cuadernos y fotos de paisajes o árboles que saco como referencias. Los dibujos geométricos que antes solo hacía en Autocad o dibujaba directamente sobre la tela tenían origen en por ejemplo planos o circuitos eléctricos que guardo de la escuela industrial, o secuencias de puntos que hacía tomando medidas sobre el bastidor. Ahora tomo también como puntos de partida cosas que encuentro investigando en libros o en Google, como geometría sagrada, simbología ocultista, algunos están basados por ejemplo en dibujos científicos de investigadores como Walter Russel. En general los paisajes son totalmente producidos desde mi imaginación, pero también me gusta hacer referencias directas a artistas que siempre me interesaron entonces trabajo tomando algún elemento en particular y lo desarrollo creando un cuadro nuevo; generando de alguna manera un diálogo con la pintura que siempre me gustó y me influenció, como la pintura metafísica o la geométrica del siglo pasado.
Ese cuadro que está colgado en mi taller podría ser un ejemplo. Pinté un Constable, como un cover, el paisaje es igual pero sumergido en la bruma, un clima distinto. Constable es de los primeros que salían a pintar un paisaje del natural directo a la tela, (es lo contrario a lo que yo hago). A ese paisaje le superpuse los cinco sólidos platónicos, algo que de por si ya tiene una carga super fuerte y significaciones variadas, profundas y antiguas. Los griegos por ejemplo reducían los elementos que componen el universo o la naturaleza a esos cinco prismas elementales, algo asi como los átomos de los que estaban hechas las cosas, o sea una visión científica de la naturaleza. Decidí arbitrariamente superponer esas dos visiones de la naturaleza, una mas antigua y analítica, otra, la de Constable, de algún modo más empírica o directa, reproducida 200 años después. Es un ejemplo de como trabajo, juntar cosas y establecer una relación entre esas cosas. No hay un enigma a resolver pero me gusta dejar planteado una pequeña situación críptica para el que mira el cuadro.

NS: Hablando de esa “situación críptica” , pienso en la obra antes mencionada que mostraste en “MOSTRO”, por primera vez liberaste a la figura geométrica de los paisajes, claro que esa liberación no es total, puesto que la figura geométrica se encontraba “dentro de los paisajes” por así decirlo, ahora bien, sentís que dentro de tus pinturas conviven dos mundos, un paisajista barroco y a la vez uno frio geométrico donde las fricciones se dan tanto por formas, color, historia etc., ¿ Es esta la ambigüedad de la que nos hablas?¿ Es la situación del límite casi abstracto, de no saber si es una cosa o la otra, como en el atardecer, lo que guía tu pintura?

FV: Puede ser, pero en última instancia la geometría y el paisaje son un desdoblamiento de la misma cosa, no hay una cosa y otra.
Siempre pinté paisajes mezclados con geometría pura porque creo que son elementos equivalentes, expandibles y básicos que podes fundir porque en realidad son lo mismo.
No es nada original lo que digo, incluso podes encontrar una decena de artistas solo en Argentina que trabajan con geometría y paisajes. Lo que no hay en mis cuadros son elementos humanos, me refiero a que nunca incluyo un personaje por ejemplo, o un elemento narrativo. El componente humano soy yo, y el que mira el cuadro después. Es como proponer un espacio para la inmersión, donde me sumerjo yo primero y después el espectador. En general mi trabajo es en solitario, necesito involucrarme con la pintura entrando en un estado de búsqueda del vacío y creo que se ve algo de eso en los cuadros, cierto desamparo que tiene que ver con la introspección donde aparece una “soledad”, que al final, se puede compartir con los demás a través de la pintura.
Mi manera de construir un cuadro es bastante intuitiva, a pesar de que me gusta tener siempre ese plan previo. Siento que es como viajar, tenés el mapa pero es solo una guía, podes tomar cualquier ruta. En ese viaje hacia un lugar desconocido podés descubrir cosas, encontrarte con algo. El cuadro es ese viaje.

NS: ¿Cómo te llevas con el mercado, galeristas, coleccionistas, Como comercializas tu obra?
FV: Estuve desde el 2008 en la galería Jardín Oculto, pero el año pasado sentí que se había cumplido ese ciclo. Ahora no tengo galería, y estoy trabajando con dos agentes, James Baird de Canadá (jamesbaird.ca) y Mareike Muller (eclectictomorrow.com). En Arteba voy a estar en la galería Cobra.

NS: Contanos sobre tus próximas obras, muestra, proyecto?
FV: Me invitó Yanina Salkowicz a intervenir una habitación en el Hotel Bonito, eso será los primeros días de Mayo. También participo este mes en una colectiva que se llama Paper Scissors Rock y estamos juntándonos con Sol del Rio y Agustina Mihura para armar una muestra los tres.