Cruzar la línea
Mariano Ferrante, Elian, Hernan Paganini, Leila Tshopp, Federico Villarino
Curada por Victoria Tolomei

Fundación ICBC

Opening: 5 de Agosto
Cierre: 25 de Septiembre

Geología geométrica. Habitar universos, cruzar fronteras.

Existe una geología geométrica, una composición de esferas, poliedros y residuos materiales vivos que gobiernan parte del universo para integrar mediante sus puntos aquellas paralelas que nunca se tocan. En esa naturaleza que poco entiende la razón, sin sujeto, existen aquellos artífices que dan forma a los entes que por acaso acompañan nuestros perímetros y entornos.

En esa búsqueda superpuesta entre lo arbitrario y lo racional, entre el plano y el acto de hacer un gesto de moverse, se disparan las líneas. Mariano Ferrante propone una y otra envolvente, un mantra que dibuja la solida transparencia de sus líneas. Movimientos de cuerdas y vibraciones que pueden las mismas sustancias a través de sus texturas, superficies. La incertidumbre y la belleza quebrada que propone lo arbitrario del gesto de una mano.

Pero hay otros sólidos. Son aquellos que escenifican la materia a través del plano extendido, bajo una materialidad blanda. El pliegue de una lona que propone a estos objetos como territorios representados. Un vórtice de vértices y diagonales que Leila Tschopp extrema en sus obras para desplazar la obviedad y llevarnos al terreno del artificio, de la performance.

Más cercano a un post-trópico que a una post-geometría, Federico Villarino nos trae una ficción espacial arrastrada por un deseo de levitación que nace de una tierra plana, metafísica. El nocturno surreal complementa la fascinación proyectual del diseño y sus poliedros. Una geometría elevada que va del Pacifico a Europa pasando por Buenos Aires propio de una pampa chata, que parece detestar el abuso que provoca la exuberancia vegetal del trópico.

En esa reunión, si bien hay quienes habitan entre el muro y la distancia que organiza sus composiciones y arquitecturas habitables, Elián propone una geometría dislocada por el entorno en el que se camufla y se distingue según los sujetos e iniciativas que le dan origen. Hay un practica de la sombra, del detalle de la transparencia también, pero estable, precisa de impacto. Sus piezas están situadas, artífice de un locus especifico, de una practica que lleva una dimensión publica constante, que vive y muta a través de la vida de los otros.

Paganini en cambio se vuelca a algo lirico, intimo, encontrado, donde la geología es parte de una acumulación inesperada que devienen piezas escultóricas o litográficas. Imperfectas, apostadas unas sobre otras estas pequeñas reuniones de materias navegan un lenguaje que cruzan la frontera de la geometría dura hacia un estado disolvente y genealógico de la materia.

Mas allá de sus gestos estos artífices viven de la luz, del color, de la clorofila y el oxígeno que los organiza como seres vivos. Un tiempo y ubicuidad comprometido en esta exhibición, motiva la comprensión de la diversidad de planos, líneas y cronobiologías. Casi podríamos decir que Victoria Tolomei ha convocado a especialistas de estas cuestiones que median entre la subjetiva, el tiempo y el espacio de aquello que solemos llamar geometría.

AAS

Teresa Riccardi